Mamás, papás: pensad cuando, en ocasiones, nos desesperamos con nuestr@s hij@s. Uno, dos… los más atrevidos, con tres o cuatro cachorros por familia. Pensad ahora por un momento en las entrenadoras, lidiando con seis o siete preadolescentes por conjunto… con tres, cuatro, cinco o vete tú a saber cuántos equipos a la espalda. Reflexionad: deberíamos ser más pacientes, y a veces incluso generosos, con nuestras entrenadoras.

Una buena entrenadora de gimnasia rítmica tiene que saber ser amiga, pero madre; compañera, pero jefa… tiene que ser buena psicóloga, fisioterapeuta e incluso doctora. Y lo más importante, tiene que tener la suficiente inteligencia emocional para conseguir sacar de cada gimnasta lo máximo posible, ya sea compitiendo de forma individual, o combinando lo mejor de cada una, compitiendo en conjuntos. Les pedimos mucho, pero no es para menos, porque ponemos en sus manos a quienes más queremos.

Una buena entrenadora estará con sus gimnastas en los buenos y en los malos momentos, y conseguirá que tanto la familia como el club tengan un mismo objetivo… será un referente para las chicas. Deberá ser un modelo a seguir, porque su ejemplo, lo quiera o no, marcará para siempre la vida de sus pupilas. En esta disciplina deportiva, en la que los clubes se articulan como grandes familias numerosas donde las gimnastas más veteranas cuidan de las más pequeñas como si de hermanas se tratara, las entrenadoras adoptan un papel de jefa de la manada que precisa de mano izquierda infinita… y casi en la misma proporción, de ternura inagotable.

Una buena entrenadora tomará decisiones difíciles, que a veces no serán comprendidas -ni apoyadas-, pero lo hará, siempre, pensando en lo mejor para sus gimnastas. Lo hará guiada por una ética intachable, sin olvidar nunca de explicar el cómo y el por qué. Y siempre ayudará a sus gimnastas a entender sus decisiones y en su caso, a resolver tantos problemas como sea necesario.

Una buena entrenadora, una entrenadora exitosa, conseguirá sacar lo máximo de sus gimnastas porque en primer lugar, se conoce a sí misma en profundidad, y tiene claro dónde quiere llegar. Si una entrenadora sabe quien es, ayudará a sus gimnastas a saber quiénes son…. y sobre todo, quienes quieren llegar a ser.

Entrenadoras: gracias por un trabajo difícil, y en ocasiones injustamente reconocido… que se entiende desde la pasión con la que vivís la gimnasia rítmica.

 

 

 

 

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